Hace tiempo, no mucho, colgué en mi facebook una canción. Es
difícil a veces colgar cosas y que la gente de ese momento no se sienta
aludida, pero fue para alguien que había desaparecido hacía tiempo.
Hace poco volvió a entrar en mi vida en forma de amigo. Un
amigo de los que te acompañan.
Llevaba meses escuchando problemas de otros. Problemas que
en su mayoría venían de paranoias, indecisión y falta de seguridad. Pero nadie
escuchaba los míos.
Cada vez que empezaba a hablar se me silenciaba y al final
acababa escuchando yo las historias de los demás, sus problemas, sus comeduras
de cabeza…
Un dia me sentí completamente sola y colgué esa canción.
Siempre se la había dedicado a esa persona. Pensé que ya ni me leía pero me
acordé, sin más, de lo bello que era que te escucharan. Que por una vez,
alguien, simplemente te escuchara y te hiciera sentirte importante.
Hay gente que dedica demasiado tiempo a pensar sobre como
vivir su vida y se olvidan de simplemente vivirla, pero él no es así.
El caso es que me leyó y vino. Me leyó y vino. Podría
repetirlo mil veces. Vino. Fue la cita más tierna del mundo.
Hace apenas 10 minutos mi amigo, mi confidente, mi sol… me
ha enviado un mail sin texto, sin encabezado, solo con esta canción, muy mía…
https://www.youtube.com/watch?v=-2U0Ivkn2Ds
Pero yo no soy de las que le dedico tiempo a pensar en cómo
vivir mi vida. Yo la vivo, la siento, la disfruto, la rio, la lloro… y tomo decisiones. Y le adoro.
Es mi sol, mi confidente, mi amigo… y aunque le quiero porque es intenso, está
vivo, es fuerte, sabe vencer el miedo y sobre todo y ante todo, es el único
hombre con el que puedo ser yo misma, siempre, pase lo que pase, sin sentirme
coartada, frustrada o rechaza… aunque es el único hombre que jamás me reprocha
la montaña rusa en la que vivo y que no me recuerda continuamente que, a veces,
no valgo y soy insoportable… no es mi compañero de viaje tampoco, porque no le
admiro. Porque ya no admiro a nadie.
Y si estuviera delante, le diría que le quiero, que no
desista, que siga a mi lado, que le necesito porque es la única contrapartida al
vacío que siento en mi corazón, a la falsedad absurda que me rodea, a la mentira y el engaño. Le daría
mil besos y le pediría que tuviera paciencia. Que me diera tiempo a crearme nuevas ilusiones en las que esté él dibujado.
Pero no está delante. No he contestado a su mail. Y ahora
mismo, por escrito, en mi diario lo que le digo es esto: No abras la ventana
esta vez. No lo hagas más. No sacies mi sed. Ahora no quiero existir. No quiero
compartir, no quiero entregar nada, ni siquiera a ti, que tanto te mereces. No
me sigas. No te tragues tu orgullo. No más sentimientos.
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